Hoy es el Día del Padre así que me gustaría utilizar este espacio para hablar de mi papá y de cómo me formó para que yo me convirtiera en esta persona que disfruta leer y escribir tanto. Él, de hecho, ha sido la mayor influencia intelectual en mi vida y definitivamente es la razón por la que yo me enamoré de la literatura, a temprana edad. Consecuentemente, él también es culpable del simple hecho de que esté escribiendo este blog.
A través de mi niñez y adolescencia recuerdo a mi padre como un hombre muy ocupado. Entre su negocio familiar, sus funciones en el Club de Leones local y un par de asociaciones relacionadas con los colegios de nosotros sus hijos y con la iglesia, él estaba constantemente involucrado en muchas actividades. Cuando estábamos en casa, sin embargo, nos invitaba a toda la familia a conversar o sencillamente se ponía a leer. Esto, cuando no estaba completando el Geniograma del Diario El Comercio, un crucigrama para personas cultas y conocedoras. Mi papá con seguridad que calificaba como tal.
A pesar de todo lo que él sabía, no obstante, cuando alguno de nosotros le preguntaba por el significado de una palabra que no conocíamos, mi papá siempre nos decía que lo buscáramos en el diccionario. ¡Mis hermanos y yo detestábamos eso! ¿Por qué sencillamente no nos lo decía? Solo ahora nos damos cuenta de que era su manera de obligarnos sutilmente a leer y de asegurarse de que estuviéramos al tanto de todos los significados que una palabra en particular puede tener, según el contexto. A la larga, esto también enriquecería nuestro vocabulario. ¡Creo que lo logró!
Mi papá siempre fue un buen narrador de cuentos. Él compartía con nosotros las historias más fantásticas de su pobre pero feliz niñez en un pequeño pueblo llamado Contamana, a orillas del río Ucayali. Aún lo hace cuando todos estamos juntos, lo cual pasa muy raramente en la actualidad, ya que todos vivimos en diferentes lugares. Todos disfrutamos sus historias, tanto que no nos importa haberlas escuchado varias veces antes.
Y aquí les cuento algo que él no sabe pero creo que ya es hora de que lo comparta con todos: yo tenía tanta curiosidad por lo que él leía que cuando él no estaba en casa, me metía a su cuarto, no para jugar con el maquillaje o la ropa de mi mamá, sino para leer la novela que mi papá tenía en ese momento en su mesita de noche. Él tenía una pequeña biblioteca en su oficina pero yo no tenía el mínimo interés en esos libros, ¡yo quería leer lo que él estuviera leyendo!
Lo más gracioso es que con frecuencia no entendía el 100% de lo que estaba leyendo porque los libros no eran necesariamente apropiados para mi edad, pero no me importaba porque hacerlo me hacía sentirme como adulta de alguna manera. Así descubrí algunos de los mejores escritores y novelas y fue como mi amor por la literatura latinoamericana contemporánea nació oficialmente. Supongo que esa es la razón por la que actualmente él y yo disfrutamos el mismo tipo de libros.
Podría continuar hablando acerca de la influencia de mi papá en mi vida en varias páginas pero solo quería darles una idea sobre cuánto él tuvo que ver con mi amor por la lectura y la narración. Estoy muy agradecida por tan invalorable regalo.
Feliz Día del Padre Ferdi, aunque hoy no esté con ustedes, estás en mi corazón y en mi mente…¡Te quiero mucho!