¡Y por fin llegué a la costa Pacífico de México la semana pasada! Esto era algo que había querido hacer por mucho tiempo así que aunque traté de no tener expectativas sobre el área sí que las tenía. Este viaje definitivamente tuvo algunas sorpresas para mí.
Para comenzar, me quedé algo decepcionada de Puerto Vallarta...me había imaginado una ciudad tradicional y encantadora según las fotos que había visto y las historias que había escuchado sobre ella. El hecho de que aquí Elizabeth Taylor y Richard Burton vivieron su adúltero romance mientras filmaban La Noche de la Iguana seguro alimentó mi imaginación en ese aspecto.
Por supuesto, varias décadas han pasado desde que eso sucedió y actualmente la pintoresca zona con calles empedradas es solo una pequeña parte de Puerto Vallarta, el resto es una ciudad moderna y turística. Estoy segura de que solía tener más encanto que en la actualidad...¿no sería fantástico si los lugares pudieran resistir el crecimiento y permanecer intactos? Me pregunto si estar acompañada de un interés romántico cambiaría mi perspectiva...¡tengo que intentarlo la próxima vez!
También tuve la oportunidad de visitar otros lugares en el área que aún no se han desarrollado mucho, aunque no sé por cuánto tiempo más. Pasé la mayor parte de mi estancia en el sur de Riviera Nayarit. Es una región hermosa con playas vírgenes de doradas arenas, bañadas por el Océano Pacífico y rodeadas de verde vegetación, con las montañas de la Sierra Madre en segundo plano.
En esta área hay varios pueblos de pescadores tales como Bucerías, La Cruz de Huanacaxtle, Punta de Mita, Higuera Blanca, Sayulita y San Francisco (también conocido como San Pancho), los cuales en la actualidad atraen a viajeros de México, EE.UU. y Canadá, principalmente de la costa oeste. Los lugares que más me gustaron de este viaje fueron Punta de Mita y Sayulita.
Punta de Mita ofrece una serie de restaurantes en la playa y es de donde parten las excursiones a las Islas Marieta y para ver ballenas (en invierno). Lo único lamentable de este lugar es el acoso de los vendedores que tratan de convencerte de comer en alguno de los restaurantes o reservar una excursión. Aquí, terminamos cenando en Sí Señor, un restaurante con mesas directamente en la arena y con palmeras y sombrillas, que me recordó a algunos lugares donde he estado anteriormente en Akumal y Tulum (Riviera Maya, México) así como en Montezuma (Península de Nicoya, Costa Rica). La atmósfera fue muy agradable y la comida también...¿acaso hay algo mejor que preparen guacamole frente a tu mesa? También tenían ceviche peruano en el menú y el mesero insistió en que lo pidiéramos, tras enterarse de que yo era de Perú. Mi veredicto: estuvo bueno pero quizá un poquito muy picante para mi gusto...supongo que no debía esperar otra cosa estando en México. Él también nos convenció para que probáramos chapulín pero no nos pareció nada especial.
Y, por supuesto, también fuimos a Sayulita, un colorido pueblo con casitas, hoteles pequeños, tiendas y restaurantes repartidos en unas cuantas calles y con vista al mar. Yo podría quedarme en Don Pedro, unos de los restaurantes en la playa, tan solo disfrutando unas margaritas y totopos con pico de gallo, por horas. Mi visita a este pintoresco pueblo de playa me transportó a 15 años atrás cuando visité por primera vez Playa del Carmen en Riviera Maya, México. Sayulita en definitiva tiene el mismo aire relajado y bohemio que tenía Playa, con la excepción de que aquí hay mucha gente practicando surfing y paddle boarding. Como es de esperarse, el pueblo cuenta con varias escuelas de surf, así que si planeas tomar algunas lecciones este es el lugar ideal para hacerlo.
En esta área también se encuentra Punta Mita, un lujoso desarrollo inmobiliario que alberga exclusivos hoteles, entre ellos un Four Seasons, y Litibú, otro desarrollo donde la cadena para las que trabajo está construyendo un hotel que abrirá antes de que acabe el año (razón por la que estaba visitando esta área).
Me doy cuenta de que todas las inversiones en la región están contribuyendo a su economía pero con seguridad también la cambiarán, como ocurre en todas partes. Así que después de este viaje me he estado preguntando cómo podemos conservar el aire natural y la belleza pura de los lugares a la vez que llevamos progreso a ellos.
Nota de la Editora (4/22/17): He tenido la oportunidad de volver al área varias veces después de este viaje y mi percepción sobre ella ha cambiado de manera positiva. Estaré escribiendo sobre eso próximamente.