No, no hablaré esta vez de Frank Sinatra o sobre el reality show que lleva este nombre. En lugar de eso, estoy dedicando este espacio a una las características más distintivas que me hacen quien soy: my única e incomparable voz. Debo empezar mencionando que la mayor parte de mi vida he tenido una relación de amor-odio con mi voz y aunque se puede decir que hemos hecho las paces, aún a veces no me importa para nada y en otras ocasiones no la soporto...
En caso no la recuerdes (lo cual dudo porque es inolvidable), tengo una voz fuerte, profunda que puede ser escuchada desde muy lejos. De hecho, para mí es físicamente imposible susurrar...me he metido en problemas varias veces en mi vida porque algunas personas pudieron escuchar comentarios que eran solo para las personas que estaban próximas a mí. He aprendido que en general es mejor guardarme algunos pensamientos.
Una de las cosas que yo más detestaba cuando era una niña era que cada vez que contestaba el teléfono la persona al otro lado del auricular siempre pensaba que quien había contestado era mi hermano. Nada me hacía sentir peor que algún amigo de mi papá me llamara "varón" por teléfono. Me molestaba tanto...¡esta niña que fue siempre muy femenina se sentía totalmente ofendida! ¡Qué insolencia!
Ya como adulta, las cosas cambiaron un poco: al teléfono las personas ahora siempre piensan que están hablando con mi hermana o mi mamá, no conmigo. En efecto, las tres tenemos en común esta distintiva voz, junto con otras similitudes, gracias a la genética. De alguna manera, nuestra voz es como un sello familiar, algo único que compartimos.
Sin embargo, me doy cuenta de que mi voz también puede ser intimidante...lo entiendo perfectamente, ¡a mí también me asusta un poquito cuando la escucho en un video o en una grabación! Llegué a un punto en mi vida que tuve claro que tenía que suavizarla un poco. De lo contrario, la gente pensaba que les estaba dando órdenes todo el tiempo. Al fin y al cabo, es difícil que te vean como amable y educada si lo que sale de tu boca da exactamente la impresión opuesta. Por ende, en los últimos años me he esforzado para sonar más suave, en lo posible. ¡Ojalá que lo haya logrado!
Ahora, tener esta voz tan profunda tiene su lado positivo. Por ejemplo, he encontrado que gracias a ella me toman más en serio. En ese aspecto, mi voz ciertamente compensa de alguna forma el que no sea una persona alta. Como la gente suele asumir que soy más joven por mi estatura, es muy probable que me verían como menos madura y profesional si mi voz tuviera menos carácter...por lo menos, eso eso lo que quiero creer.
Y hablando de gente pequeña, mi voz también tiene cierto efecto en los bebés: ellos parecen prestar atención cuando me escuchan hablar...incluso cuando aún están en la panza de su mamá. Hace unos años una de mis colegas estaba embarazada y cada vez que yo entraba a su oficina y empezaba a hablar, el bebé de inmediato empezaba a moverse. Esto no es un cuento.
Supongo que sin esta voz tan peculiar pasaría inadvertida en general. Para bien o para mal, la gente usualmente me recuerda por mi voz. Y se me acaba de ocurrir que quizá es hora de probar mi suerte con una carrera en radio o algo similar...¡cómo no se me ocurrió antes!