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En mi primera publicación de Instagram del año, dije que mi plan para el 2019 era continuar explorando. Nunca imaginé que eso incluía dejar Atlanta el siguiente mes. Han pasado 8 meses desde que me mudé a Miami por una oportunidad de trabajo y creo que ha llegado el momento de que comparta con todos lo mejor de esta experiencia hasta ahora. A continuación una lista corta, sin un orden en particular.
1. MI BARRIO En cuanto supe que me mudaba a Miami, tomé la decisión de que necesitaba encontrar un lugar para vivir que fuera cercano a mi trabajo. No quería tener que pasarme horas sentada en el tráfico, lo cual lamentablemente es algo que mucha gente en esta ciudad tiene que aguantar. Por esa razón, a propósito solo busqué departamento que estuvieran dentro de un par de millas desde mi oficina. Al final, alquilé un departamento a solo 4 cuadras, que se traducen en una caminata de 9 minutos al/del trabajo cada día. Como si eso fuera poco, tengo todo lo que necesito a un máximo de 15 minutos a pie: restaurantes, tiendas, supermercados y farmacias. Y para aquellos días en que quiero aventurarme un poco más lejos está el Metromover, una unidad de transporte gratis que funciona las 24 horas y que opera en el centro de Miami y zonas aledañas. ¡Realmente soy muy afortunada!
2. EL CLIMA Aunque seguramente a veces me habrán escuchado quejarme del calor (puede ser insoportable en los meses centrales de verano), tengo que admitir que la vida en un lugar donde no hay invierno es mucho más llevadera. Básicamente puedes usar el mismo tipo de ropa durante todo el año y las únicas capas adicionales de las que te tienes que preocupar es de llevar un suéter o una chaqueta ligera para cuando el aire acondicionado de algún lugar sea muy frío (por ejemplo, el aeropuerto de Miami). Este año yo no tuve invierno y la verdad es que no lo extrañé para nada. Por supuesto, en el Sur de la Florida siempre cabe la posibilidad de que te alcance una tormenta durante la temporada de huracanes, pero en ese caso hay tiempo suficiente para prepararse.
3. MI FAMILIA Aquellos más cercanos a mí y a mi familia saben que mis padres y dos de mis hermanos también viven en Miami. Hasta inicios de este año, sin embargo, había pasado casi toda mi vida de adulto lejos de ellos. Esto no fue algo que yo planeé, sino que la vida me llevó por otros rumbos. Ahora que estoy aquí, he pasado de verles 2 o 3 veces por año a estar con ellos prácticamente cada fin de semana, algo que estoy disfrutando mucho y ellos también (especialmente mis padres).
4. MIS AMIGOS Miami es un destino muy popular para mucha gente, ya sea en viajes de trabajo o placer, y también resulta que esta ciudad es donde muchas personas tienen conexiones cuando viajan desde diferentes puntos en el Caribe, Latinoamérica y Europa a los Estados Unidos (o viceversa). Como resultado, me he encontrado por lo menos con un par de amigos cada mes para desayunar, almorzar o cenar durante sus viajes de negocios, vacaciones o escapes de fin de semana, o incluso durante alguna larga escala. ¡He visto a más amigos que viven en el extranjero en estos 8 meses que llevo en Miami que en los casi 10 años que viví en Atlanta! Y además, también salgo de vez en cuando con unas viejas amistades a las que conozco desde mis años universitarios en FIU.
5. MI TIEMPO Es muy sencillo: ya que vivo cerca a mi trabajo, no tengo que pasarme horas viajando cada día.Por el contrario, ahora tengo mucho más tiempo para dormir y hacer otras cosas, como por ejemplo practicar yoga por la mañana, dar caminatas en la tarde o simplemente para relajarme en mi balcón a disfrutar la vista. Por cierto, los amaneceres y los atardeceres son de verdad impresionantes aquí, así que estoy muy agradecida por tener el tiempo para apreciarlos. Creo que no hace falta más explicaciones, ¡todo lo que tengo que decir es que mi calidad de vida es mucho mejor!
En conclusión, si consideramos lo reacia que estaba a la idea de mudarme a Miami, creo que esta ciudad no me ha tratado tan mal, ¿no? Debe de ser cierto eso que dicen, que a veces todo lo que uno necesita es dejarse llevar para que sucedan cosas buenas.