Después de tener ganas de visitar Buenos Aires por mucho tiempo por fin fui en setiembre. Había planeado hacer ese viaje hace 13 años pero se canceló a último minuto...como es normal, tenía expectativas muy altas pero puedo decir que no me decepcionó.
Incluso antes de mi llegada, me habían advertido que cuidara mis pertenencias así que estaba un poco preocupas pero, con suerte, no tuve un solo incidente durante mi estancia. También me habían advertido sobre la arrogancia de los porteños pero la verdad que no pensé que fueran diferentes a los residentes de cualquier gran ciudad, puede que sean más directos pero con frecuencia es el resultado del rápido ritmo con que viven. Me di cuenta de que la velocidad de esta ciudad no evita que las parejas sean afectuosas en público, sin embargo, algo que no ves con frecuencia en los EE.UU.
Buenos Aires es ciertamente la ciudad mega cosmopolita de la que todos hablan. Y como tal, es una ciudad llena de contrastes, que presenta una mezcla de construcciones antiguas y edificios moderno, a veces contiguos, y que es parte de su innegable encanto. Al caminar por sus calles y parques, a veces me sentí transportada e algún lugar en Europa, quizá París o Barcelona, y otras veces sentí que podía estar en algún barrio de Lima o Ciudad de México. También encontré que su población es más diversa de lo que esperaba, a pesar de que la fuerte influencia europea es obvia.
Me pareció que navegar por Buenos Aires es muy fácil, teniendo en cuenta lo grande que es la ciudad: desde colectivos y trenes hasta el subte hay opciones si no quieres gastar mucho dinero en taxis. También puedes ir a lugares a pie, mi amiga Eliana y yo caminamos mucho, mientras hablábamos sobre la vida, por supuesto. Caminamos desde el de moda Palermo hasta el afluente Recoleta un día y del bohemio San Telmo, donde conocí a mi heroína Mafalda, a Palermo al día siguiente.
Otro día caminamos a Puerto Madero y lo que más disfruté fue comer una bondiola en la Costanera Sur. Disfruté de los restaurantes y bares de Buenos Aires...¡comí tanta carne y tomé tanto Malbec durante mi estancia! Sus cafés y pastelerías también fueron fantásticos. Mmm, alfajores, facturas...¿a alguien se le antoja una media luna con dulce de leche acompañado de un cortado?
Algo que me encantó de los restaurantes y cafés de Buenos Aires es que nadie te trae la cuenta a no ser que la pidas. Incluso si solo tomas una taza de café y solo estás leyendo un libro o conversando con tus amigos nadie te molestará con la cuenta si no la has pedido. Después de vivir en EE.UU. por 4 años y medio y sentir que constantemente te echan del restaurante en cuanto terminas de comer, fue refrescante que te dejaran tranquilo para disfrutar de tu tiempo a tu propio paso.
Buenos Aires también cuenta con maravillosas tiendas y boutiques pero la ropa y el calzado son bastante caros, especialmente si estás acostumbrado a las rebajas en los EE.UU. Ahora, las librerías en esta ciudad merecen mención especial. Entrar a Eterna Cadencia, localizada en el corazón de Palermo, fue algo especial. Con una extensa selección de libros a precios muy razonables y un acogedor café y sala en la parte trasera, esta librería es sencillamente hermosa y con un ambiente increíble...es tan acogedora que uno puede estar allí horas y horas.
El dicho "la noche es joven" también es particularmente cierta en Buenos Aires: por un lado, la mayoría de restaurantes abren hasta muy tarde por la noche porque los porteños cenan después de las 9 pm y, por otra parte, la ciudad ofrece una vida nocturna increíble con bares y clubes nocturnos para todos los gustos.
Por supuesto, no puedo hablar de la vida nocturna de Buenos Aires sin mencionar el tango. Eliana me llevó a La Viruta en Club Armenio, donde pude degustar una verdadera milonga. Llegamos cerca de la 1 am, un domingo por la noche, pero el lugar solo empezó a tener más movimiento alrededor de las 2 am y la fiesta continuó hasta las 5am. Pero valió la pena quedarnos hasta tan tarde: me impresionó la belleza de las parejas en tan sensual, íntimo baile. Me sedujo.
Como esperaba, mi viaje a Buenos Aires también incluyó una visita al colorido Boca y El Caminito...al fin y al cabo, yo era una turista más. Era un día lluvioso así que no había mucha gente, pero eso hizo que lo disfrutara más. Hay muchos lugares que no pude visitar en esta visita de 6 días a esta fantástica ciudad pero eso me da la excusa perfecta para volver en algún momento en el futuro. ¡Espero poder visitar mi Buenos Aires querido nuevamente algún día!