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Además de mi interés en aprender un nuevo idioma, una de las razones por las que me inscribí para estudiar francés en Alliance Française d'Atlanta en el año 2009, fue para conocer más sobre la cultura y la historia de Francia, un país que admiro de veras por sus importantes contribuciones al mundo, prácticamente en todos los aspectos de la vida. Desde la política y la ciencia hasta la gastronomía y las artes. No hace falta mencionar casos puntuales, la influencia de Francia en el mundo tal como lo conocemos es sencillamente innegable.
Sin embargo, hay ciertas cosas sobre el estilo de vida de Francia de las que solo me enteré una vez que tuve la oportunidad de pasar 6 semanas en Montpellier, realizando la inmersión en francés que siempre había querido hacer. A continuación, algunas de ellas.
1. Los domingos en Francia son para pasarlos en familia Durante mi inmersión me hospedé con una familia francesa (ma famille d'accueil) y pronto descubrí que la familia entera (padres, hijos y nietos) se reúne para el almuerzo cada domingo. Esto me recordó a la vida en Latinoamérica, donde esto es también lo usual. Demás está decir que, al igual que en las reuniones de las familias latinoamericanas, estas reuniones incluyen abundante comida y gran parte del tiempo transcurre en la mesa. Claro está, todos comen mucho más los domingos que cualquier otro día de la semana.
2. ¿Cuál es la cosa más francesa que existe? No, no es la vainilla francesa o la tostada francesa. Ahora, la respuesta a esta pregunta dependerá de a quién le preguntes. Escucharás desde queso y vino hasta croissants y crème brûlée pasando por disturbios y huelgas. A mí me gustó la lista con los top 3 de una de mis profesoras: la Tour Eiffel, la baguette y...¡Johnny Hallyday! Estuve en Francia cuando el famoso cantante falleció, así que vi en la televisión a multitudes rindiéndole homenaje después de su muerte y también me encontré con unos cuantos imitadores suyos en las calles de Montpellier. En efecto, él era muy querido por los franceses, quienes lo consideraban un monumento nacional. Por cierto, te advierto no atreverte nunca a cuestionar su nacionalidad (aunque nació en Bélgica, ¡él ERA francés!), no te irá bien si lo haces.
3. Sí que comen queso en Francia, ¡muchísimo! Aunque ya sabía que a los franceses les encanta el queso y que producen cientos de tipos, no estaba enterada de que comen queso prácticamente todos los días, al terminar la comida principal. Sí, es normal tener una variedad de por lo menos 3-4 (muy buenos) quesos después del primer plato, ya sea en lugar del postre o con él. Puesto que me considero una ratona de corazón, yo estaba en el paraíso. Comí tanto queso durante esas 6 semanas que creo que la única razón por la que no subí de peso fue porque también comí muchas verduras y casi todo lo que consumí en casa era orgánico.
4. Los franceses tienen una relación de amor-odio con el inglés Claro que hay puritanos que quieren que la gente solo hable francés en Francia, pero fue una grata sorpresa descubrir que muchos franceses disfrutan aprender y hablar francés (los grupos que se reúnen para practicar el idioma son bastante comunes). Algunas palabras en inglés también han pasado a formar parte del vocabulario francés (supongo que hay que atribuir esto al globalismo). Hoy en día, no es inusual escuchar la expresión "c'est cool!" entre gente joven y de mediana edad, lo cual me pareció particularmente lindo por el acento francés. También han adoptado algunas palabras inglesas y las han incorporado en su idioma, con algunos cambios, para decir algo distinto. Por ejemplo, ellos utilizan la palabra "relooking" para referirse a un cambio de estilo (makeover en inglés). Admito que esto sí me pareció un poco raro.
5. En la comida francesa no solo importa el sabor Así es, la comida francesa no solo es deliciosa sino también apetecible. La presentación de sus platos es tan bonita que uno pensaría que un estilista de alimentos siempre está escondido en la cocina para dejarlos listos para una sesión fotográfica. Y esto no aplica solamente a la comida que se sirve en los restaurantes, sino también a la comida hecha en casa. Mi anfitriona preparaba diariamente platos que parecían salidos de una revista culinaria. Eso no quiere decir que fueran muy elaborados. Al contrario, eran sencillos pero presentados de tal manera que era inevitable no tener apetito...y cuando uno los probaba, oh la la, eran realmente maravillosos. En conclusión, la cocina francesa = deliciosa + hermosa. Con seguridad merece su excelente reputación.
Espero tener la oportunidad de pasar más tiempo en Francia en el futuro, para descubrir todo lo demás que este increíble país y su gente tienen para ofrecer. ¿Y tú? ¿Cuáles son las cosas que has descubierto mientras explorabas Francia o quizá otro país? ¡Me encantaría escuchar tus experiencias!