Hace aproximadamente un mes pasé una semana en la República Dominicana, en un viaje de trabajo. Puede haber sido la décima vez que haya visitado esta maravillosa isla, así que tengo que admitir que soy una persona muy afortunada. Como en cada una de mis estancias previas, de verdad disfruté cada momento aun cuando estuve en plan laboral la mayor parte del tiempo y a pesar de que un par de días después de mi llegada me dio un resfrío, por culpa de tanto viaje y las muchas horas en aeropuertos, aviones y hoteles.
Me quedé en el área de Punta Cana la mayor parte de esa semana y el estar trabajando y enferma a la vez no permitió que disfrutara de sus fantásticas playas como hubiera querido. Sin embargo, estoy feliz de haber hecho un esfuerzo para acompañar a unas colegas en una aventura culinaria una de las noches: salimos del resort para cenar en un restaurante vegetariano de nombre Amaluna, ubicado en el barrio conocido como El Cortecito.
¡Fue una experiencia sorprendentemente deliciosa! Amaluna es realmente un tesoro oculto y ofrece platos creativos que no son solamente únicos en cuanto al sabor sino también de muy bonita presentación. Esa noche uno podía elegir de dos menúes de 4 tiempos cada uno (uno mediterráneo y otro de inspiración india) u optar por una fabulosa degustación. Todo vegetariano, todo sabroso y además hermoso. ¡No eché de menos la carne esa noche!
Esta también fue mi primera vez en el área norte de la isla. Hice una visita corta a Puerto Plata, una pintoresca ciudad colonial con casas victorianas y un malecón con kioscos, donde uno puede tomar una bebida o algo para comer. Puerto Plata fue en su momento la atracción turística más importante de la República Dominicana pero actualmente no recibe muchos visitantes. No obstante, las cosas han empezado a cambiar recientemente y pronto será incluido en la ruta de algunas líneas de cruceros, lo cual debería tener un impacto positivo en la economía local.
Si estás planeando un viaje a esta área y eres un amante de la playa o de los deportes acuáticos (windsurfing, kite surfing, paddle boarding, etc.), tienes que visitar Sosúa y Cabarete, ambos lugares encantadores y no muy lejos de allí.
Esta región está a varias horas de camino desde Punta Cana pero el viaje bien vale la pena, especialmente por los paisajes. El Cibao es sencillamente una región fantástica, montañosa y muy verde...¡casi se siente como si estuvieras en otro país (de hecho, me recordó mucho a Costa Rica)!
Otra cosa que me llamó mucho la atención durante este viaje fue la manera tan loca en que los dominicanos conducen los coches o las motocicletas. Me pregunto cómo es que no hay más accidentes...¡tenía los nervios de punta todo el tiempo! Por otro lado, me encantó ver cómo los niños se divertían ya sea montando bici o jugando béisbol, en ocasiones utilizando una rama de un árbol como bate...exactamente lo que significa ser niño: ¡ser activo y disfrutarlo!
La otra cosa que me pareció interesante, a pesar de la pobreza en los alrededores, fue el gran número de autos de lujo. Aparentemente, no solo hay gran riqueza en la isla sino que también muchos dominicanos encuentran razonable gastar mucho dinero en autos. Una vez alguien me dijo que la República Dominicana tiene el mayor número de automóviles de lujo per capita en el mundo. No estoy segura de que esto sea cierto o si ese trata de una leyenda urbana...
Este viaje también fue muy especial para mí porque me dio la oportunidad de conocer a algunos amigos un poco mejor, de conocer a gente interesante que se convirtieron en amigos y de reconectarme con viejos amigos a los que no había visto en algunos años. Tampoco pudo haberse llevado a cabo en mejor momento, ya que justo necesitaba un recordatorio sobre el valor de la gente en nuestras vidas y el poder de la amistad.
Por último, debo mencionar que los dominicanos me consintieron mucho durante esta visita: mis colegas se encargaron de que me trajeran medicina y comida especial a mi habitación en el hotel en Punta Cana cuando no me sentía bien y, por otro lado, tuve los mejores guías turísticos durante mi corta visita a Puerto Plata: mis amigos Julissa y Moisés (ex-'playenses').
Me gustaría terminar este post con un pensamiento, algo que disfruto de regresar a un lugar en el que ya he estado es que tengo la oportunidad de re-descubrir cosas que ya conozco pero a la vez también sé que tendré experiencias totalmente nuevas, según una serie de factores: mi estado de ánimo, la razón de mi visita, mis compañeros de viaje, etc. Este viaje definitivamente cumplió en ambos aspectos, realmente disfruté de las cosas que me eran familiares y aproveché las nuevas.
¡Espero regresar pronto para explorar más de la bella Quisqueya!